Domingo 9 de septiembre, es día de romería, el pueblo se levanta de madrugada, cuando el sol despunta en el horizonte las calles del pueblo recobran súbitamente una inusitada animación, ¡hoy es día de romería!, la romería de la Virgen de Gracia. Las gentes del lugar sacan sus mejores galas serranas para acompañar a su patrona en este día de campo en el curso del cual es costumbre de pasarlo en familia en esa maravillosa finca llamada "La Herrería" que se halla situada junto a la carretera de Avila. Allí una abigarrada multitud llegada de todos los pueblos que circundan San Lorenzo de El Escorial van a disfrutar de un alegre día de campo en torno a las carretas ricamente ataviadas con motivos alegóricos de nuestro entorno serrano. No faltan las charangas, el vino y el aguardiente que hacen danzar a las mozas esas tan bellas jotas serranas bajo la suave brisa otoñal que pone en los delicados rostros femeninos colores de rubí al brillo del sol naciente.
¡Bello día de romería! la nostalgia será mi compañera durante los largos meses de invierno, allá en mi modesta casa en esos fríos días invernales, oiré en aras de mi fantasía, aquella hermosa melodía que una mocita me cantó mientras yo admiraba sus ojos brillantes cual dos luceros y después se perdió entre risas, música y danzas a través de la multitud que había en torno a la virgen serrana.
Mil historias se forjan en torno a la ermita: historias de ilusión, historias de amor, historias de fantasía, de todo hay en este día de romería. Empezando por esa enorme ilusión que pone todo un pueblo en hacer, cada cual a su manera, la mejor carreta ¡Y vaya si las hay!, son auténticas obras maestras de artesanía. Todas las peñas que se han formado en torno a dichas carretas ponen tal empeño y entusiasmo en su trabajo que estas carretas, cuando salen el día de la romería causan admiración entre los miles de visitantes que se apiñan en las calles del pueblo para ver el desfile de carretas que ya bien entrada la mañana marchan alegremente camino de la ermita con la Virgen de gracia bellamente ataviada y cubierta con mil manojos de flores.
Rompe el sol por bulerías, mozas y mozos danzan a los acordes de los tamborileros, las cuerdas de las guitarras se encienden al contacto de rudas manos, los pies saltan en el aire, el vino apaga la sed de mil gargantas que cantan a los pies de su patrona todo el amor y la pasión de la sierra madrileña.
Yo con mi modesta pluma también quiero rendir un tributo de admiración y cariño a tan hermosa fiesta serrana.