domingo, 9 de agosto de 2015

El último guerrillero de España (Segunda parte)


Continuando con esta extensa entrevista que le hice a Adolfo Lucas Reguilón, El último guerrillero de España (según se denominaba él en su extensa biografía, continuaba) diciéndonos lo siguiente:

- A los quince años me afilie al partido comunista. Había un abogado que se llamaba Virgilio Carretero, estábamos entonces en plena dictadura de Primo de Rivera, que cuando estornudaba una mosca lo metían en la cárcel, Pero él defendía a todos los obreros sin cobrarles un céntimo. Era un verdadero apóstol, y por él yo me hice comunista.

- Llega la guerra civil y ¿Usted que hace?, le preguntamos.

- En 1936 me dediqué a hacer campaña por el frente popular, abrimos la casa del pueblo en Navamolcuerme y llegué a la presidencia del Frente popular. Aquí. Ganamos las primeras elecciones que se hicieron en estos pueblos, con un éxito tremendo, hasta el extremo de estar citado el 20 de julio de ese mismo año con Dolores Ibarruri para hacer una concentración en Madrid en donde se darían los carnés del partido. Pero claro, la guerra empezó el 18 y todo quedó en suspenso. En los inicios de la contienda organicé la comandancia de milicias de Talavera. En este esquema tenia ya el grado de comandante. Fui el primer comisario político que hubo en España en los inicios de la guerra civil.

- Se le vincula a un problema de dinero en su estancia en Talavera. ¿Que hubo sobre este particular?.
- Simplemente que trasladamos el dinero que había en el Banco de España de Talavera a Madrid. Al hacer esta operación y como yo iba con el mono de diario, se me cayó la cartera, y por eso dijeron después  que yo había robado el dinero del Banco de España. Por aquellos días mi mujer estaba en Navalmorcuende, pues dio a luz el mismo día que entraron las tropas fascistas en talavera acusándole a ella de haberse llevado tres millones ochocientas mil pesetas en el vientre. Imagínate que barbaridad. Después de entregar el dinero en la capital de España, por lo cual nos dieron sesenta mil pesetas por el gesto de honradez que habíamos tenido.  Al regresar al pueblo conocí a mi hijo al que puse de nombre Amor. Por haber nacido entre tanto odio como había entonces en nuestro país. Por supuesto, no le bauticé y por eso el cura dijo verdaderas barbaridades de mi comparándome con el mismo diablo. Por cierto, que este cura, al cabo de los años, estando yo en la cárcel, le escribió una carta a Franco interfiriendo por mi.
- Al final de la guerra era comisario general de sanidad en toda la república organizando la zona de Valencia. Por cierto, aún recuerdo el abrazo que me dio la Pasionaria cuando presenté mi informe sobre dicha organización, diciéndome: "Así obra un buen comunista". Nunca permiti ningún desmán y por eso el fiscal en el primer consejo de guerra de mi primera condena a muerte dijo: "Allí donde ha estado Lucas Reguilón no se han producido desmanes, pero es demasiado inteligente".

- Una vez terminada la guerra- añadió nuestro entrevistado- me llevaron a la prisión de Alvateda (Alicante) y después en el 41, me llevaron a Camposanto en la provincia de Pontevedra. De allí nos trasladaron a otra prisión por que los funcionarios eran incapaces de soportar la impresionante plaga de chinches y pulgas existentes. Allí vi morir a mas de trescientos compañeros de hambre y de miseria. Yo recuerdo escenas de infortunio como ver a compañeros hinchados como botijos, se decía que era la vitaminosis, y quien la padecía se despedia de todos como cuando se va de viaje, por que sabia que no duraba mas de tres días. Yo logré sobrevivir hasta el año 43, fecha en que me pusieron en libertad tras conmutarme   la pena de muerte por la de 20 años de prisión.
    

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